Hacer pan para no perder la cordura

Amasar

No recuerdo qué día decidí que quería hacer pan. Fue con seguridad a finales de marzo –del 2020 obvio– cuando parecía derrumbarse el mundo como lo conocía, porque el 1o de abril ya estaba lanzando mi página de repostera para ofrecer mis productos. Devoré cursos en línea para aprovechar el encierro.

Lo que ya sabía desde antes es que lo que hay en torno al pan es puro goce: el aroma, el sabor, saciar las ansias, el hambre desde luego; provoca asombro al ver crecer las masas y hasta ensanchamiento del ego al sentirme creadora e incluso en estos tiempos de replanteamiento: motivación para el emprendimiento.

El fenómeno mundial de hacer pan

Cuando comencé a buscar recetas y a hacer diferentes panes pensé que yo era especial, quizá la única que había salido con esa idea. Conforme pasaban los días y semanas me di cuenta de que no solamente no era la única, sino que prácticamente la panadería casera en el encierro es un fenómeno mundial. Las fotos de panes y platillos hechos en casa invadieron las redes sociales.

No me importó saber eso, yo seguí y hasta me inspiré con más fuerza a explorar recetas distintas o replicar las que hacen en cualquier parte del mundo, mientras pudiera ver los pasos e ingredientes.

Recetas y pasos para hacer pan
Seguir una receta da estructura mental y desarrolla la paciencia.

La masa crece frente a mis ojos

Uno de los momentos que marcaron el antes y el después, fue cuando aprendí que las levaduras están vivas, solo hay que activarlas. Me resultó fascinante la manera en que una masa aparentemente inerte y amorfa llega a triplicar el tamaño original y se vuelve apetecible y versátil. Es increíble.

Ahora que está por retomarse un poco la “normalidad” si es que existe tal cosa, uso y cuido todos esos instrumentos de cocina que no sabía ni para qué se usaban y tenía guardados «por si las flais». A veces compramos por comprar, no lo que realmente necesitamos. Por otro lado está la materia prima, ese es todo un mundo aparte. Los buenos ingredientes no necesariamente son los más caros ni los empacados con presentación o nombre llamativo; noté que llevo años comprando lo que los mercadólogos han posicionado, pero que no necesariamente son de la mejor calidad.

No hace falta tener muchos instrumentos en la cocina, pero sí los adecuados.
Contar con los instrumentos ideales para cocinar hacen la diferencia.

Lo que hay detrás de un pan

Los precios de las cosas también me han sorprendido, por ejemplo, lo que cuesta una pieza de pan dulce como las conchas, siento que no paga todo el esfuerzo y maestría que hay detrás. La concha es deliciosa y se acaba demasiado rápido –especialmente si sopeas la concha en leche–, pero para que una de esas suculentas piezas llegue a la mesa, hay que trabajar varias horas. Es de no creerse lo que implica.

El hacer las cosas uno mismo cambia la perspectiva, te hace apreciar más lo que consumes y desde luego te puedes llegar a enamorar del tema a un punto en que quieras saberlo todo y experimentar. Eso me pasó a mí, «si mi pan dulce favorito son las conchas y estoy encerrada en casa, ¿por qué no intentar hacerlas yo misma?», pensé.

La masa de pan duplica su tamaño
Detrás de un pan hay horas de trabajo y cuidado.

El comercio local y la nueva forma de comprar

La frase “para todos sale el sol” hace todo el sentido en este momento, porque cuando te pones a ver la cantidad de personas que estamos vendiendo pan y ofreciendo cosas que hacemos en casa, cualquiera pensaría que no te van a comprar. Es demasiada la oferta, pero también mucha la demanda. Muchos queremos vender lo que hacemos y también consumir. Es increíble que ni viendo la saturación de información sobre pan y galletas dejo de lado el proyecto. Ha habido jale para todos los que preparamos comida y de alguna manera ya nos acostumbramos a tener pan recién hecho, productos naturales sin conservadores. Elegimos porciones más pequeñas para no desperdiciar y mi nueva regla es no regatear lo hecho en casa o hecho a mano.

Nunca me imaginé que estaría defendiendo que el pan de masa madre debe costar más que el normal, pero es que ¡oye! hay muchos días y esfuerzo detrás de cada pieza de ese tipo de pan. Tampoco me había interesado entender el significado de leudar o levar o saber qué es una levadura salvaje o una masa madre. La Panadería exige terminología, su propia jerga.

Apoyo al comercio local
Durante el confinamiento se ha dado una nueva forma de comprar, local.

Más que hacer pan por distracción, para no perder la cordura

Los motivos de cada persona en cada casa del mundo en donde se esté haciendo pan seguro son diferentes, pero lo que sí considero que tenemos en común es que en la cocina encontramos un refugio en donde podemos ser creativos, aprender, observar, tocar, oler, probar, estar a solas si así lo deseamos o bien pedir ayuda; vemos cómo se transforma la materia, desarrollamos la paciencia y seguimos una metodología que al final nos da estructura; un sinfín de cosas que probablemente no se puedan conseguir en otros contextos o áreas de la casa.

Mis respetos para los panaderos profesionales

Entonces al final habrá que evaluar qué tanto nos salvó hacer pan o qué tanto nos distrajo de nosotros mismos durante el confinamiento. Mientras que a los panaderos profesionales les dejo toda mi admiración y gratitud por hacernos un hueco a quienes por gusto por el pan y por supervivencia elegimos meter las manos en la masa.

Los panaderos dejan el alma en cada pieza de pan
El oficio del panadero requiere de conocimiento, mucha estructura y arte.

 

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