Todo comenzó con un panqué de plátano. Me lo presentó Daniel, un amigo chef quien a ojos cerrados puede hacer dos panqués. Mientras mete los plátanos en la licuadora, pone el resto de ingredientes en la batidora, me platica algo interesante con esa sonrisa que tiene para los amigos, escuchamos de fondo un programa de radio desde su celular conectado entre los enceres domésticos, siempre con harina en la pantalla. Él me enseñó con paciencia, me explicó los pasos y yo lo fui grabando para que no se olvidara nada.
Con el tiempo he mejora la técnica. Descubrí que nada está escrito en piedra cuando se trata de hornear. Cada horno es diferente, cada fruta y cada masa se comporta a su manera, aunque repitas religiosamente los pasos. Ninguna pieza es idéntica a otra. Como sea, ahora me quedan muy bien, ya sin partes crudas ni muy doradas.
Durante estos meses de confinamiento no ha sido posible visitar a nuestros seres queridos ni celebrar juntos los cumpleaños y una de mis hermanas, la más pequeña de todas, cumplió 9 años en julio. Lo que pidió de regalo fue un hornito y un molde para hacer sus propios panquecitos porque quiere ser repostera como su hermana mayor (yo soy la mayor) y al saber eso se me agitó el corazón y quise enviarle un panqué.
Esto que les cuento se me ocurrió un día antes de su cumpleaños y lo complicado era que llegara a tiempo, pues yo vivo en Estado de México y ella en Tabasco. Pues me puse a hornear lo más rápido posible para llevarlo a la empresa de mensajería antes de la recolección de la tarde. Me ofrecieron una entrega urgente, entre 3 y 5 días. ¡¿Qué qué?!
Ni modo, sin mayores pretensiones lo dejé en su cajita con temor de que no tardara 5 días porque podría no estar rico o bueno para entonces.
‘Con que reciba el detalle y sepa que pensé en ella ya estamos’.
Qué ocurrió, que para mi sorpresa, me mandó un mensaje de agradecimiento llena de emoción y una foto de la familia disfrutando el panqué, no solamente el día de su cumpleaños, sino que ¡antes de la hora de partir el pastel! Llegó en menos de 24 horas y tengo que decirlo, se lo entregó Fedex.
Al día siguiente, una vez que recibió sus obsequios y algunos consejos para preparar sus primeros panquecitos, me mostró un panqué perfecto decorado precioso, hecho por ella misma.

Díganme si no los deja inspirados esta breve historia. Los niños son una maravilla, están llenos de ideas y anhelos. Tienen toda la creatividad y entusiasmo para hacer realidad sus sueños. Los adultos llegamos a influir en los pequeños de un modo que no dimensionamos, por eso es súper importante que los apoyemos en sus proyectos, no sabemos hasta dónde los puedan llevar.
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