Desde su creación, el cine y la televisión han competido constantemente por atraer y mantener a sus respectivos públicos. Cada uno con sus propios formatos nos han contado historias y regalado personajes que forman parte de nuestra vida.
Pero de unos años para acá, la línea que separaba esos formatos se ha vuelto cada vez más delgada y hoy los hábitos de consumo de entretenimiento son totalmente distintos a como los conocíamos.
Particularmente soy un atascado que solía ir al cine al menos una vez por semana (y de hecho trabajé en esa industria por casi una década), con todo y eso recién me di cuenta de que hace aproximadamente un año no visito un complejo y de que he cambiado las salas de cine por mi sala de TV.
Debo aclarar que no tengo nada en contra del cine, al contrario, extraño la experiencia de la pantalla grande, el sonido de una buena sala y el olor a palomitas (no extraño nada a la gente que habla, contesta el celular y patea los asientos). Entonces, ¿qué está haciendo bien la televisión que nos hace querer quedarnos en casa?
1. La TV tiene menos franquicias y más novedades

No nos hagamos: a todos nos gusta (a algunos más que a otros) entrarle de vez en cuando a las grandes producciones domingueras, pero cuando ya de plano te das cuenta que los estudios prefieren no arriesgar y apostarle cada vez más a la taquilla de las franquicias y superhéroes, las buenas opciones en la pantalla grande se van haciendo menos y piensas dos veces antes de pagar un boleto de cine, cuando tienes el sillón de tu sala y un control remoto que lo puede todo.
2. Hay tiempo para historias más profundas y detalladas

El formato de las series ha cambiado radicalmente la manera en la que se cuentan las historias. Los guionistas ya no dependen solo del formato de dos horas y tres actos al que el cine nos tenía acostumbrados, y pueden extenderse para contar con mucha más profundidad cualquier historia.
La evolución de personajes como el de Walter White en Breaking Bad, Nucky Thompson en Boardwalk Empire o June Osborne en The Handmaid’s Tale, por mencionar solo algunos, jamás habría podido mostrarse con tanto detalle en una película de 90 minutos.
3. Nuestra relación con los personajes

Todos alguna vez nos hemos preguntado porqué los personajes de las telenovelas enganchan tanto a nuestras madres y abuelas. Además del evidente ingrediente melodramático, la respuesta está en que cinco días a la semana los ven en pantalla, lo cual permite desarrollar cierta «intimidad» con ellos. Y pues… básicamente lo mismo nos está pasando con las series: mientras más tiempo «convivimos» con héroes y villanos, con mayor intensidad los odiamos o queremos. O, ¿creen que a Luisito Rey o Adora Preaker los odiaríamos igual si solo los hubiéramos visto dos horas en una película?
4. Precio, tiempo y accesibilidad

Si de algo estoy seguro es de que -a menos que odies a la gente- nada puede sustituir la experiencia de ir al cine y disfrutar de una película en la pantalla grande, que es -hasta ahora, el único lugar en donde oficialmente puedes ver los estrenos.
Pero si bien los servicios de streaming (HBO GO, Netflix, Amazon Prime Video, etc) no tienen los estrenos de cine sino hasta varios meses después, su costo de suscripción por un mes equivale a dos o tres boletos de cine, dependiendo del país o ciudad del que estemos hablando, lo cual incluye no solo un vasto catálogo sino también las cientos de producciones originales que cada uno ofrece.
Si a eso le sumamos que en el cine además está el costo de la dulcería y el estacionamiento, y le descontamos que en nuestra casa podemos ver contenido en cualquier dispositivo, con un par de clics, en pijama y a la hora que nos de la gana… es fácil saber quién será el ganador la mayoría de las veces.
5. Las series adoptaron lo mejor de ambos mundos

Hoy las producciones para televisión son mucho más cuidadas de lo que eran antes. No solo por los grandes presupuestos y los efectos visuales, sino por elementos como los ángulos de cámara, la fotografía y el mismo lenguaje visual del cine, de los que se ha apropiado la TV para crear grandes historias. Game of Thrones, Mad Men, Boardwalk Empire, The Sopranos o Lost son claros ejemplos de ello.
6. Los grandes actores regresaron a la TV

Hubo una época en la que la televisión era la catapulta para que los actores alcanzaran las grandes ligas de Hollywood; eso no ha cambiado del todo, pero el boom de las series de televisión ha trazado un nuevo camino en el que ambas plataformas son igual de atractivas para actores, actrices, directores y guionistas… y los verdaderos ganadores somos los espectadores.
Amy Adams, Maggie Gylenhall, David Fincher, Al Pacino, Michael Shannon, Martin Scorsese, Steve Buscemi, Vera Farmiga o Kevin Spacey, son solo algunos de los grandes nombres que están llenando la televisión de calidad, y estoy seguro de que esto se va a poner mucho mejor.

Debe estar conectado para enviar un comentario.