¿Se acerca el fin de James Bond?

El agente secreto más famoso del mundo, epítome de la masculinidad y el buen gusto, fue creado por el británico Ian Fleming en 1953, en una serie de novelas que mostraban al personaje en su concepción original: un superhéroe que hiciera frente al bloque comunista. Eso era James Bond, una especie de antídoto contra la Guerra Fría.

El resto es historia, pues menos de una década después, en 1962, Sean Connery lo interpretó por primera vez en la pantalla grande, dando inicio a una de las franquicias fílmicas más famosas y exitosas del mundo.

Daniel Craig podría ser el último actor que dé vida al famoso agente 007.

Sin embargo, en días recientes el futuro del famoso agente con licencia para matar se ha puesto en riesgo tras la renuncia del cineasta Danny Boyle, quien iba a ser el encargado de dirigir la película número 25 de la franquicia, misma que tiene fecha de estreno para finales de 2019.

Boyle trabajó durante meses, quizá años, para poder dirigir un filme del 007, por lo que su salida intempestiva del proyecto ha dejado frío a más de uno. Incluso, cuando Boyle fue el encargado de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Londres en 2012, la coronó con una espectacular secuencia entre la Reina Isabel II y Daniel Craig en su papel de Bond.

En otras palabras, había química entre Boyle y Craig, tanta que los productores Barbara Broccolli y Michael G. Wilson por fin se decidieron a ofrecerle al primero que se hiciera cargo de la siguiente aventura del agente del MI6.

Pero algo pasó y Boyle decidió abandonar el proyecto a pocas semanas de que iniciara la producción, citando las infaltables «diferencias creativas» con los productores y, dicen las malas lenguas, con el propio Craig, quien tiene gran poder de decisión respecto al casting.

Lo más reciente que se sabe es que Boyle tuvo enfrentamientos relacionados con la elección del que sería el nuevo villano, quien sería de nacionalidad rusa para crear una historia que ubicara la acción en una nueva Guerra Fría entre occidente y el país liderado por Vladimir Putin.

Otra versión es que el problema fue porque Boyle quería a un actor en particular para que fuera el villano, y Craig dijo que no, además de pleitos con los productores por la insistencia de Boyle de trabajar con su equipo y no con el de la productora EON.

El punto es que la salida de Boyle del proyecto ha causado caos interno, pero también ha provocado decenas de artículos en los que se señala que es hora de matar a James Bond, pues ya no funciona para un mundo «políticamente correcto» y en una era -la del #MeToo- en la que una figura masculina seductora y mujeriega no tiene sentido.

Bond, argumentan, es un producto de la generación de los Baby Boomers que ya no interesa ni a los millennials ni a los centennials.

Danny Boyle renunció a dirigir Bond 25 debido a «diferencias creativas».

Y puede que haya algo de razón en ello. La razón de ser de James Bond no se justifica más en in mundo que, cinematográficamente, tiene a otros héroes que se han sabido adaptar mejor a los tiempos actuales, caso concreto Ethan Hunt, el personaje de Tom Cruise en las cintas de Misión Imposible.

Bond pareciera estar pasando a ser una reliquia y, conociendo a Boyle y su estilo, éste estaba dispuesto a reinventarlo, con lo que no estuvieron de acuerdo Craig (quien todo parece indicae hará un filme más y dejará su lugar como 007) y compañía.

¿Será acaso la renuncia de Boyle el detonante de la muerte de la franquicia? ¿Podrá ser Bond nuevamente reinventado y adaptado al entorno social mundial actual? La respuesta está en el aire…