La chica que conquistó a toda una generación

“Me gustaría poder regresar el reloj, detener las ruedas del tiempo y regresar a los días en que la vida era mucho mejor”

Johnny Hates Jazz, 1987

La primera mitad de la década de los 80 estuvo marcada, musicalmente, por la transición del sonido disco a una nueva serie de propuestas más atrevidas como el New Wave, Dance-Pop, Soft Rock, Pop, Hard Rock, R&B y otros que, con la llegada de MTV en 1981, cambiaron para siempre la manera de disfrutar la música, pues ésta no solamente podía ser escuchada, sino vista.

En México, MTV podía sintonizarse solamente o por TV satelital o por el incipiente sistema de cable de la época: Cablevisión. En la televisión abierta era casi imposible poder ver ese nuevo formato, ya que solamente de vez en cuando se transmitían algunos videos de grupos setenteros como Queen o Creedence.

Tuvo que ser una mujer la que cambiara la historia para, de paso, marcar a toda una generación gracias a su guapísima presencia, así como un estilo fresco y amigable que hizo que muchos la vieran como la “girl next door”, la chica que todos queríamos tener como amiga.

Su nombre: Elsa Saavedra.

Foto: Cortesía Elsa Saavedra

Descrita por ella misma en su perfil de Twitter como “celebridad ochentera” y “observadora participante”, Elsa se convirtió en un ícono de la década y es recordada con gran cariño por todos aquellos que sintonizábamos el programa cuyo lema era “Donde puedes ver lo que te gusta oír”: Video Rock.

Alejada por decisión propia de los medios desde 1989, Elsa todavía conserva esa jovialidad que la caracterizaba, como lo demostró en la larga plática que tuvimos hace unas cuantas semanas, durante una visita que realizó a la Ciudad de México, y en la que abrió no solamente el baúl de los recuerdos, sino que dejó en claro que es un ejemplo a seguir tras haber vencido en tres ocasiones al cáncer.

LA CHICA FRESA QUE LLEGÓ PARA QUEDARSE

“Nací y crecí en la Ciudad de México, de manera muy normal. Estudié en el Oxford, así que era una niña fresísima que luego fue a la Ibero”, comenta divertida. “Ahí pasó algo muy curioso. Llegó un cuate que me había visto en Acapulco, donde se hizo un casting para Cablevisión en el verano de 83. Éramos como 2 mil personas, y terminamos siendo 8. Entre ellas estaba Gloria Calzada y, al final, solo quedamos ella y yo”, recuerda de la época en que llegó a la televisión por cable para conducir Con M de Música.

Elsa Saavedra y Gloria Calzada, en la época que conducían Con M de Música. Foto: Especial

“Al principio no tenía yo idea de nada, ni de música, ni de televisión, pero ahí estaba y me quedé. Fue el típico caso de estar en el lugar preciso, en el momento adecuado. Ahí estuve en Cablevisión como un par de años, y después salió A Toda Música, que hacía junto con Gloria”, recuerda quien fue pionera de poner en la TV abierta lo que sería el equivalente mexicano de MTV.

Y sí. Para la Generación X, Elsa se convirtió en la chica que nos hizo ponerle rostro a lo que se escuchaba en la radio: Culture Club, Duran Duran, Michael Jackson, Pat Benatar, Spandau Ballet, Gino Vannelli y un larguísimo etcétera.

“Después llegó Video Rock, en Canal 5, donde pasábamos los videos más… familiares, digamos, no censurados, mientras que en A Toda Música poníamos los más atrevidos, más complicados”, rememora.

“Creo que parte de su éxito era, además de los videos, que yo era una chava fresca, con una imagen que prácticamente no se veía entonces. Por eso me da mucho gusto saber que todo eso que hice, que me costó mucho trabajo, haya dejado tan buena huella en la gente”, destaca.

EL VIDEO CREÓ A LA ESTRELLA DE RADIO

Quizá pocos recuerdan que Elsa formó parte, aunque efímera, de esa generación que cambió la historia de la radio cuando en septiembre de 1985 nació WFM 96.9 Magia Digital, de donde surgieron nombres como los de Alejandro El Negro González Iñárritu, Martín Hernández, Charo Fernández, Arturo López Gavito y varios más.

“Después del temblor de 1985, mi oficina en Televisa se cayó. Acababa de entrar Sandra Azcárraga como directora de Cablevisión, y ahí fue donde se acabó Video Rock, pues del día a la noche ya no podía hablar con la productora ni nada, por lo que me dediqué a terminar mi tesis.

“Pero venía el primer aniversario de WFM, y me llamaron como invitada especial. Ya había hecho algo de radio, pues era la que hacía los horóscopos con Víctor Gordoa, que estaba como director de una estación de AM”, recuerda.

“Cuando empecé en W salía los sábados por la noche, y al principio tenía mis programas muy organizados. Sabía de qué iba a hablar en cada uno, y un día decidí iniciar preguntándole a la audiencia con qué canción los podía alivianar. Y recuerdo perfecto que llamó un chavito quejándose porque sus papás no lo dejaban ir a una fiesta, y que le pongo a los Beastie Boys. Y eso lo alivianó. Esa era la magia que había”, comenta con un dejo de nostalgia en la voz.

“En WFM no duré mucho porque llegué ya con un nombre hecho, la gente me reconocía y a los otros locutores no. Y eso creo que causó celos. La única persona con la que me llevaba era El Gordo (Martín Hernández), quien un día me dijo: ‘Vete de vacaciones, porque las cosas están muy difíciles’. De regreso saqué mis cosas de la oficina y se acabó”, confiesa.

Con Martín Hernández, Mecano y El Negro Iñárritu en la época que formó parte de WFM. Foto: Cortesía Elsa Saavedra

EN BÚSQUEDA DE LA LIBERTAD

Su paso por la radio fue fugaz, y aunque recuerda la época con gusto, en su momento pasó por una etapa en la que decidió que lo mejor era cambiar de aires y tomó la decisión de dejar atrás los medios y, básicamente, la vida que conocía.

“Sólo duré un año en WFM, y de ahí entré a Stereo 100, donde estuve como año y medio. Cuando llegué todavía estaba ahí Martha Debayle, quien entró a WFM poco después de que yo me fui.

Cartel promocional de cuando formó parte del equipo de Stereo 100. Foto: Cortesía Elsa Saavedra.

«Me clavé en Stereo 100, aunque tampoco era lo que quería, pues a pesar de que era una época en la que había mucho pop, la cambiaron a Rhythm & Blues… Y terminé harta. Mi carrera no iba por donde yo quería, así que dije: “¡Me voy!”. Y sin conocer a nadie, agarré mis cosas y me fui directo a Inglaterra, donde ni siquiera tenía reservación en algún hotel”, enfatiza con ese brillo en los ojos de quien sabe que se jugó el todo por el todo.

“Ahora lo veo como algo divertido, pues cuando llegué a Londres perdí mi pasaporte, así que les dije a los de aduana: ‘Hola, soy Elsa, soy de México y pues… déjenme pasar. Y me dejaron pasar’. Eso ahorita sería imposible, así que estuve, otra vez, en el momento y lugar correctos”, afirma.

NACIDA PARA ESTAR VIVA

Julio de 1989 fue la época en la que Elsa decidió cambiar la fama que tenía por hacer algo más de su vida. Y vaya que el destino le tenía deparadas varias sorpresas. En Londres consiguió una beca para estudiar Sociología y Psicología Social, se casó con un chico inglés menor que ella quien, por su trabajo, tenía que viajar constantemente.

Así que se dedicó a ser esposa, posteriormente mamá (su hijo nació en Inglaterra en 1999) y a viajar por lugares tan diversos como Singapur, California, de vuelta en México, luego Nueva York y de ahí el brinco a Hong Kong, donde lleva viviendo ya una década.

Con David Lee Roth, de Van Halen. Foto: Cortesía Elsa Saavedra.

“Cuando regresé a México, por ahí de 2002-2003, mi plan era volver a la radio, pero me la pasé enferma casi todo el tiempo. Me ha dado cáncer tres veces, y eso me cambió la voz. Ya no tengo el mismo control, así que con eso se acabó la idea de hacer radio otra vez”, revela.

“Me dio cáncer en 1992, 2002 y 2005. No te podría decir cómo me cambió esto, sino más bien tendrías que preguntar a las personas que me conocen. Y para enfrentarlo pues no te queda de otra. Desde la primera vez que me lo diagnosticaron, me pregunté: ‘¿Cómo lo arreglo?’.

“Las otras dos veces, ya siendo mamá, me dije: ‘De esta salgo porque salgo’. Te quedan consecuencias, pero el poder llevar una vida común y corriente todos los días es motivo suficiente para estar agradecida”, comenta sin que en su expresión corra un dejo de tristeza o cansancio. Por el contrario, muestra la determinación de una mujer que supo cómo lidiar, literalmente, con la posibilidad de morir.

UNA COSA LLEVA A LA OTRA: LA VIDA A TRAVÉS DE UN BLOG

Sin hablar cantonés y con oportunidades laborales muy limitadas por su condición de extranjera en tierras asiáticas, Elsa llegó a Hong Kong en 2010 donde, entre otras cosas, hizo voluntariado por cuatro años.

“Hong Kong es un poco de los dos mundos, oriente y occidente. El que haya sido colonia inglesa le dejó mucho de lo occidental. Culturalmente creo que no me ha dejado algo en particular, pero sí me ha dado la oportunidad de conocer muchos lugares, como Tailandia, Seúl, Japón, además de que tiene cosas similares con México. Por ejemplo, son muy familiares, para ellos los ancestros son muy importantes y hay mucho respeto hacia los mayores. Mis bases culturales son muy similares, en muchos aspectos, de lo que veo allá”, señala.

Pero también abrió un blog, para poder estar en contacto con todos esos fans que se preguntaban qué había sido de ella.

La primera entrada de su blog, en 2015.

“Sabía que los fans hablaban de mí y suponían cosas, como que estaba dando clases en una escuela primara, pero no. Entonces, quise aclarar algunas cosas para la gente que se acordaba y, al mismo tiempo, darle salida a muchas otras que vivía en ese momento. Era una forma de ponerme en contacto con algo que fue muy importante para mí”, comenta. “Así que lo abrí por ellos y, sobre todo, para dar las gracias”.

VIVITA Y COLEANDO

Actualmente, Elsa escribe un libro de memorias y ensayos que espera tener listo este año, y aunque dejó de escribir hace años en su blog, no descarta la idea de reactivarlo. Lo que sí es un hecho es que sigue enamorada de la buena música. Curiosamente, si bien es la responsable de haber marcado a toda una generación a mediados de los 80, su alma es completamente setentera, discotequera.

No es fan de algún artista en particular (aunque de los 80 tiene un gusto especial por George Michael), sino que más bien es fan de las rolas que le dejen algo, que la hagan sentir algo.

“No sé si sea cosa de la edad, pero había música en aquel entonces con la que era más fácil identificarte. Una canción, en un momento dado, te subía o te bajaba el ánimo o hasta te querías cortar las venas, y no siento que eso suceda ahora”, manifiesta.

“En ese entonces también había una gran cantidad de estilos y géneros musicales, pero no se tenía el acceso tan fácil que hay ahora. Si escuchas reggaeton o ciertas bandas de rap, son lo más misógino y violento que pueda haber, pero entiendo que pueda haber mucha gente a la que le gusta”, refiere al tiempo que analiza a otros artistas de actualidad.

“Tienes a artistas como Taylor Swift, que te dictan un ritmo, pero nunca he escuchado una canción de ella que me llene. Entonces, creo que para encontrar algo que realmente te funcione en lo personal, hay que buscarle mucho. Y entonces acabo escuchando música que ni siquiera es de mi época. Por ejemplo, escucho mucha música setentera, y he estado redescubriendo mucha de los 80s. Pero la música de hoy no te llena igual”, declara.

La charla con Elsa pudo haber durado horas, pues fue como reencontrarse con una entrañable amiga con la que compartiste momentos inolvidables de adolescencia y juventud, y con la que te pones al corriente en todo: grandes recuerdos, experiencias de vida, el estado de la música actual y un larguísimo etcétera que te deja con esa sensación de que el tiempo jamás pasó.

“Recuerdo todo con mucho cariño. Fue una época muy inocente, muy naive. Te repito, yo era una fresa del Oxford. Recuerdo que un día estaba en Houston, en una galería, y llega un chavito que me dijo que me había visto en la tele. Y eso no tiene precio. Fue una época linda, con muchas muestras de cariño. Me costó mucho, pero valió la pena”, concluye.

Y sí que lo valió.